Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

martes, 6 de abril de 2010

A un centímetro


"Estábamos ahí, uno frente al otro, a un centímetro de tu boca. Y hace calor, mucha calor, y las cosas se mueven muy rápido, tanto que no da tiempo a pensar, o muy lentamente, como prefieras. Me miras con esa carilla de pillo y yo no puedo más.
No creas que me he apartado por otra cosa. Sólo es que si me hubiera quedado allí dos segundos más, seguro, segurísimo que no hubiera podido resistirme. Enserio que tienes unos labios que dan unas ganas locas de morderlos y que sangren dentro de mi boca hasta que los dos perdamos los sentidos..."

Así era como se lo estaba contando a María, es que había estado tan cerca, tan cerca. Pero no, tuve que retirarme, no podía caer. Empiezo por el principio, ya que lo que escribí arriba, es el final.

Clase de educación física, 12 am. Sergio jugaba fútbol con los chicos mientras yo hacía volleyball con las chicas. En realidad, yo no prestaba mucha atención al volley, me estaba fijando en Sergio, en sus movimientos, sus pases, sus gritos... No entiendo de fútbol, sólo se que el juega como delantero, corre más que ninguno y grita mucho. Veo como sonríe cada vez que marcan un gol, y como patalea cuando fallan. Me gusta.
De pronto, le pegó una patada a la pelota, con una fuerza increíble. La pelota cogió demasiada velocidad, y cada vez estaba mas cerca de mi cara. Pero yo no podía moverme, estaba allí, quieta, mirando como la pelota venía hacia mí y escuchando los gritos de mis compañeros. ¡¡Pum!!, caí al suelo y al abrir los ojos vi allí a Sergio, mirando preocupado. Siempre recordaré ese momento, doloroso, pero bonito, valió la pena el balonazo.

Sergio! Acompaña ahora mismo a tu compañera a la enfermería- eso fue lo que dijo el profesor, y el mundo se me vino encima - Y los demás, ¡volved al deporte!

Yo iba medio mareada, de lado a lado, y Sergio me sujetaba por la cintura. Notaba su tacto en mi piel, porque llevaba la camiseta medio subida, y no quería que nunca me soltara, que estuviera ahí siempre, para todo. Al girar la esquina del instituto me apoyé en la pared, allí nadie podía vernos porque estábamos por detrás y nunca pasaban alumnos por aquella zona, y él se puso frente a mí.

-¿Estás bien? Ha sido un golpe muy fuerte, perdona.
-Si si, sólo que ando un poco mareada, pero ya se me pasa.
-No te vayas a caer...-me agarró por la cintura.
-Tranquilo, no me caigo, ya podemos volver- retiré sus manos de mi cintura.
Siempre me han dicho que con los chicos así es mejor hacerse la dura, y aunque me encantaba que me sujetase, no podía consentir que hiciera lo que quisiera y cuando quisiera.
-¿No quieres que te coja de la cintura? -dijo riéndose.
-No.
-¿Te sientes incomoda?- comenzó ha acercarse a mi cara y a hablar en un tono más...
-Sí.
-Porque tu me...-estaba a un centímetro de mí.
-¡Te aborrezco!- dije dándole un empujón- volvamos a la clase- empecé a andar en dirección al patio.
-Sabes que me quieres- soló una pequeña risa.
-Sabes que no te quiero.

4 comentarios:

  1. Me gusta, con los chicos así siempre hay que hacerse la dura y a ellos les encanta ;)

    ResponderEliminar
  2. Sabes? jaja es muy gracioso...me recuerda a un tio que conoci...casualidades?? Pues solo decirte que se llamaba Sergio tambn y que es de asturias...jaja Estaba locamente enamorada de el, no se si Él tambn o fue lo nuestro todo una mentira...Porque al final aprendi una cosa, las relaciones a distancia son casi siempre imposibles...

    Pasate si te aburres por mi blogg, y di q te parece ;D (PD lo tngo un poco abandonado xDD)

    ResponderEliminar
  3. Has hecho bien: Muchas veces merece la pena hacerse las duras, aunque cueste!! jeje
    Buf, mi chico también se llama sergio jaja y también me hacía la dura con él. Al final funcionó jaja

    ResponderEliminar
  4. A lo mejor sólo le quiere algunos días de la semana.

    ¡Beso! Te sigo :3

    ResponderEliminar