Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Volvamos a empezar


Y empecemos de 0. Olvidando todas las cosas malas del pasado. Bueno, no, empecemos de 1. Recordando todas las cosas buenas del pasado. Espera, empecemos de 2. Recordando todas las cosas y personas buenas del pasado.

Este ha sido un año grande, un año que me ha ayudado a crecer, que me ha enseñado como son realmente las personas, y que te tienes que querer. Porque al fin y al cabo, solo terminarás la vida contigo mismo. Sin nadie a tu alrededor, solo tú. Duro, pero cierto.

Este año, que ha traído de la mano lágrimas. Muchas lágrimas. Que ha alejado a personas queridas. Y que ha hecho que los paseos por Madrid pierdan el sentido. Porque Al, sin ti, esos paseos no son nada. Tu, que con tu sonrisa alumbrabas cada una de mis noches oscuras, y que con tus llamadas eras capaz de alegrarme todas las mañanas, tu, que ya no estás. Solo espero que este 2012 te traiga otra vez junto a mi pecho, porque el corazón te extraña, ya no palpita igual, hace ruidos extraños para llamarte en la lejanía.

También ha traído risas, muchas risas. Momentos felices en aquella vieja piscina, y noches inolvidables entre zonas de mimos. Botellas de vodka y cachimbas agotadas y medias rotas, muchas medias rotas. Dolores de pies y zapatos en manos. Luces de neón y conciertos con Kevin McAllister. Paseos y secretos entre calles olvidadas. Y citas en un café a las 4 y 26. Pintalabios rojo y pintauñas azul. Césped, aspersores, goles. Cómics de ciencia ficción acompañados por viejas canciones de los años 80 a eso de las 7 y 27.

Este año, que me ha colmado de desconocidos que ahora comparten cigarros conmigo. Y no solo cigarros, también palabras. Y no solo palabras, también confesiones. Porque una amistad nace de la nada, y de la nada nació aquella pequeña niña perdida en el País de las Maravillas que ahora se ofrece a bailar cada noche de mi mano. Tengo la suerte de haber contado con todas ellas. Con una rubia capaz de escuchar los errores más imperdonables, una rubia a la que malinfluencio y cubro de humo. Tengo a mi pequeña A. extraterrestre, perteneciente a otra época, a otro mundo, a otro lugar, a otro momento. Pero que está en el minuto justo y en el lugar preciso en el que la necesitas y cuando la necesitas. También conozco a morenas que podría venir de la antigua Arabia, siempre con una sonrisa bajo la nariz y una cachimba bajo el brazo. Y colecciono más rubias, que se contonean como nadie y que son capaces de enamorar con tan solo un pestañeo. Más pequeña que yo, pero más grande que ninguna.

Me siento afortunada, de contar siempre con ellas y con ellos. Aunque se marchen, aunque acaben de llegar…Las pelirrojas tenemos la costumbre de coger cariño rápidamente, con el corazón en la mano, deseando entregarlo y aunque os vayáis y no regreséis, aunque os olvidéis de alguien como yo, tenéis que recordar que aun lleváis un trocito de mi en vosotros, y que en el momento en el que regreséis os abrazaré como si fuese la primera vez.

Para mí, este año ha sido muchas cosas. Pero sobre todo eso, amistad. Porque habéis demostrado que no solo estáis ahí cuando los momentos son felices, habéis hecho que todos los momentos tristes hayan tenido una chispita de alegría. ¿Y para eso están los amigos no? Para amainarnos el camino de esta puta vida.



-Espero que este año 2011 haya sido tan grande para vosotros como lo ha sido para mi, y que el año 2012 lo supere. Muchas gracias por leerme cada día, por seguirme, y por todos y cada uno de vuestros comentarios. Que me han ayudado, hecho sonreir o incluso hecho llorar.

-Os presento a Raquel Sumer (personaje que sale en la foto) también conocida por todos vosotros como Olivia P.Lisle.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Nadie dijo que vivir fuera sencillo

A ojos de cualquier otra persona, este podría ser un mundo normal. Un mundo en el que existen cosas buenas, cosas malas, momentos memorables y otros para olvidar. Pero últimamente, ella solo veía un mundo turbio. En el que la miseria y las malas lenguas la hundían cada vez más y más en ese depravado agujero existente en el medio de su vida.

Ella, que solía ir con la sonrisa siempre puesta, que buscaba palabras para animar a cualquiera, que bailaba y bailaba sin cansarse y que hacía oídos sordos a todo lo que los demás pensasen, dijesen o calumniasen. Contaba cada noche, todos y cada uno de los peldaños que componían la escalera que la guiaba hacia su mente, y una vez allí coleccionaba sueños y recuerdos vividos. Para poder volver cualquier día y vivir y soñar situaciones felices de antaño. Tenía por costumbre mirar fijamente a los ojos de los desconocidos que se cruzaba por las calles de Madrid, e imaginarse sus vidas. Usaba aquel embriagador perfume de azahar por las noches, para poder dormir tranquila en su cama. Y antes de apagar la luz de la habitación se quedaba unos minutos mirando el atrapasueños que colgaba de la pared, y pensando si realmente atraparía las pesadillas que probablemente intentarían atacarla aquella noche.

Ahora tiene que dejarse todas las mañanas la sonrisa en casa, porque no tiene fuerzas para cogerla y colocársela en la cara. No encuentra los pasos de baile que conseguían liberarla de este mundo y las personas cada vez gritan más y más. Esas voces que entran en su cabeza sin pedir permiso y que la empujan una vez más hacia el agujero en el que se está convirtiendo su vida. Ya no cuenta los peldaños para subir hacia su mente, porque ha dejado de coleccionar sueños y recuerdos. Ya no vive, y si no es capaz de vivir no puede recordar momentos felices. Ya no sueña, ha perdido la ilusión y no la encuentra entre las sábanas. Hace tiempo que se despidió de las calles de Madrid, hace tiempo que no siente su magia. Y alguien se atrevió a entrar en su habitación y quitarla el majestuoso atrapasueños, por lo que ahora las pesadillas invaden sus sueños una y otra vez.

Ya no ve esperanza en su mundo. Ni si quiera una pequeña luz la ilumina ahora. Se han tomado la libertad de pensar por ella, de expresar lo que ella siente, sin tener derecho alguno y dejándola muda completamente. Se ven con suficiente fuerza para hundirla, y poco a poco lo consiguen. Se creen lo bastante inteligentes como para saber lo que siente. Y no se dan cuenta de que así la destruyen lentamente a medida que pasan los días.

-Quizás hablar en tercera persona sea la mejor forma de hablar de uno mismo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Uno.

¿Estás enamorada? Me preguntó Ana. Bien, te respondo. Amor, ¿que diablos es el amor? Creo que yo aun no lo he conocido, y la verdad, estoy bien sin conocerle, vivo al día, quiero al día y olvido al día. Suena algo triste, pero cuando te acostumbras se sobrelleva bastante bien.
¿Te gusta? Me preguntó Sara. Oh, claro que me gusta. Si no me gustase no quedaría con él, no le besaría, no me perdería en sus ojos, no gastaría mi tiempo en contarle mis estupideces ni en escuchar las suyas...
¿Le quieres?
Me preguntó A. ¿Le quiero? Ya te respondí anteriormente a esta pregunta, no sé querer a las personas.


Veinte días han pasado ya. Veinte. Probablemente no lo recuerdes, y no te preocupes, yo tampoco me acordaba. Es solo que me ha dado por mirar el calendario, y después de mucho tiempo, he vuelto a soñar. ¿Puede ser esto posible? Dejar de creer, dejar de sonreír, dejar de respirar, dejar de sentir, dejar de vivir. Y de repente volver a empezar, tener mil historias, tener algo en que creer, tenerte a ti misma, creer en ti, y en él, y en vosotros.

Podría deciros que la historia se repite, pero os mentiría. Es completamente nuevo, diferente. Y así es como hace que me sienta, diferente. Porque no me importa que docenas de ojos indiscretos se posen sobre nosotros cuando entramos en esa absurda discoteca. Y no me importa que nuestros nombres sean susurrados una y otra vez. No me importa que la gente piense que esto está mal. Al igual que tampoco me importa que se pasen la vida cotilleando nuestras fotos y hablando sobre ellas.


Ya os lo dije hace menos de un mes, esta es mi vida, e intento vivirla bien. Y él, me hace sentir bien. Quizás esto no sea buena idea, pero ya sabéis, malas decisiones hacen buenas historias. Y me pica la oreja derecha, lo cuál significa que una buena historia se avecina.



-P.D: Esto, hace que me replantee las respuestas que dí a las preguntas del principio...¿estoy enamorada?¿me gusta?¿le quiero?


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viernes, 28 de octubre de 2011

It's time to change


-Te entiendo.
-Gracias.

Y solo necesitaba eso, solo necesitaba que alguien me entiendese.
Una pequeña pelirroja algo testaruda que se enorgullece de sus errores no es fácil de entender, pero ella me entendía y con eso me bastaba. Me aliviaba.

Todo el mundo tiene una pequeña A. en su vida...¿o no? Alguien tan parecido a ti, tan igual, pero a la vez tan diferente. Alguien que ha vivido lo mismo que tu, que ha sentido lo mismo que tu, que ha soltado por sus ojos las mismas lágrimas y ha compartido las mismas sonrisas. Alguien que para ti, es perfecto.

Sinceramente, soy una pelirroja algo extraña. No sé escuchar, no sé hablar, no sé querer. Es triste no saber querer a las personas. Pero para que os voy a mentir, no sé apreciar lo que tengo a mi lado, y debería aprender.

Así que hoy, es tiempo de cambiar. Hace frío. Llueve. El tiempo ha cambiado, y yo he pensado que estaría bien cambiar con él.
Estaría bien darme cuenta de que todas ellas siempre han estado ahí, y siempre lo van a estar. Agradecerlas todo lo que han hecho es poco, y me quedo corta si las digo que las quiero. Ellas, me han enseñado a olvidar, a reír, a saltar, a bailar, a disfrutar, a soñar, a volar, a llorar sin que se note, a contar chistes malos, a quererlas, a quererme.

Hoy me digo. Hoy te digo. Que abras los ojos. Que te des cuenta de que esta, es tu vida. Y que solo tu vas a saber vivir tu vida. Que vas a cometer errores, pero que de los errores se aprende. Que te vas a tropezar una y mil veces, pero con piedras diferentes, ya que no caerás siempre con la misma piedra. Aprende a vivir tu vida, pero aprende a vivirla bien.

Cree en ti. Ya que si no crees en ti mismo, nadie va a hacerlo. Y nunca, nunca sigas los modelos de perfección que marca la sociedad. Porque tu, eres perfecto, con todos y cada uno de tus defectos. No tienes que dejar de comer para estar mas delgada. No tienes que teñirte el pelo de rubio porque "esto es lo que se lleva esta primavera". Vístete como te de la gana. Escucha la música que te guste, aunque los demás te miren raro. Salta en paracaídas si es lo que quieres. Viaja si es lo que quieres. Córtate el pelo si es lo que quieres. Píntate cada uña de un color si es lo que quieres. Si es lo que quieres tú, no lo que quieran los demás. Porque te vuelvo a repetir, esta es tu vida.

Mis errores me han enseñado que fumar no resulta tan elegante como piensas, que beber no es tan divertido como dicen, que hacer el amor, no siempre lleva la palabra "amor" por medio, y no, no te hace olvidar, que un clavo no saca a otro clavo y que entrar en una talla 36 no es belleza.

Sé diferente, hazte notar. Sueña como si fueras a vivir para siempre, pero vive como si fueras a morir mañana.

martes, 4 de octubre de 2011

Si le duelen los recuerdos, se los cura con ginebra




"Esto no tendría que haber sido así. Quizás en otro lugar, otro día, cuándo yo no la quiera a ella y tu no le quieras a él" Ahí están, las primeras palabras que salieron de tu boca después de haber hecho el amor en aquella parte trasera de tu estúpido ford fiesta.
Y hoy, cinco días después de lo que ocurrió, volvemos a quedar. ¿Para qué? No lo sé, dímelo tu, que eres el que me ha llamado.

-Y si...
-No.
-Pero Olivia.
-Soy lo bastante inteligente como para no cometer el mismo error dos veces.
-También eres lo suficiente tonta como para haber cometido ese error.
-Puede ser.
-¿Puede ser?
-Lo hecho, hecho está. No podemos volver atrás, no podemos cambiarlo, y me gustaría, te juro que me gustaría, pero no podemos.
-¿Te gustaría? Yo no me arrepiento del momento.
-No me jodas Sergio...
-Bueno si, quizás del momento sí, pero por el hecho de que tengo novia y tu ... tu tienes algo con ese estúpido matemático. Pero volvería a hacerlo si me lo pidieras.
-Ahorra fuerzas, no volveré a pedírtelo.
-Tiempo al tiempo.
-Cállate.
-Te quiero.
-Que te calles maldito estúpido. ¿No lo entiendes? En vez de sangre en las venas, corrían por mí litros y litros de ginebra, fue un error.
-Siempre le echas la culpa al alcohol, ¿no sabes controlar tus actos?
-Sé controlar mis actos, es solo que me gusta echarle la culpa al alcohol.
-Deberías madurar, crecer, dejar de refugiarte tras esa careta de chica dura sin sentimientos. Crees que no te pueden hacer daño, crees que no te pueden romper el corazón, crees saberlo todo sobre la vida... pero pelirroja, esto, tu mundo, no a hecho más que empezar.

Y se fue. Así, sin más. Ese estúpido crío acaba de dejarme allí sola, mirando como un lucky se consumía entre mis dedos, y pensando todo lo que había hecho, todo lo que me había dicho.

Y en el fondo tenía razón... ¿Qué coño estoy haciendo con mi vida? Tengo 17 años y ya puedo hablar sobre alcohol, sexo y drogas. Tengo 17 años y creo saberlo todo, cuándo realmente no sé absolutamente nada. Tengo 17 años y tras haber cometido uno de los mayores errores de mi vida, no me arrepiento de nada. Simplemente se me dibuja esa estúpida sonrisa maliciosa en la cara, me entran ganas de encenderme un cigarro y de volver a hacerlo. Porque joder, si pudiera, volvería a hacerlo.

Y me da igual que tenga novia, me da igual que la quiera a ella, me da igual que la ginebra me pueda y que piense que soy una cría. Me da igual contaros que en siete días me he enrollado con cinco tíos, me da exactamente igual lo que penséis de mí, y lo que piense él y lo que piense toda esta ridícula sociedad.

Solo os digo que me llamo Olivia, soy una pelirroja empedernida de 17 años que no sabe nada sobre la vida y a la que la gusta cometer errores. Errores de los que la gente normal se arrepentiría, y de los que yo, no me arrepiento.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Soy fan de tí

Y es que no hay nadie mejor como Sidecars para describirlo. Porque soy fan de ti, de tu manera de vestir, de tus excesos de maquillaje y de verte sonreír.
Ana, te quiero. Y soy fan de ti, de tu optimismo, de tus ganas de vivir y de tu pelo. Que son muchas las cosas que hemos pasado. Soy fan de ti, de ti y de tus circunstancias. De ese misterio que te envuelve, y de esa magia con la que conquistas a cualquiera.

No cambiaría nada de lo que hemos pasado. Viajes, unos más cortos, otros más largos ¿recuerdas la playa? ¿y el frío de marzo? Barcelona, Andalucía, Madrid, Zaragoza... tantos sitios dónde perdernos, tantos dónde nos hemos encontrado. Verte oculta tras una capa de chocolate por las calles de Madrid, o con unas ojeras hasta los pies por las playas de Granada son experiencias que no sería capaz de sustituir ni por todo el oro del mundo.

¿Recuerdas nuestras peleas absurdas? Yo no, solo recuerdo las reconciliaciones. Tu primera calada a un cigarro con cara de asco, y el vicio del verano. Todos y cada uno de los bailes ridículos que nos hemos montado, todas y cada una de las frases absurdas que han salido por tus labios, y por los mios. Las noches en mi casa hasta las tantas de la mañana. Y en la calle hasta las tantas de la mañana. Y en esa absurda discoteca hasta las tantas de la mañana. Y en esa plaza. Y en ese pueblo. Y los madrugones con resaca. Qué tu y yo nos sabemos de memoria aquello de "noches de desenfreno, mañanas de ibrupofeno"
Tus borracheras, acompañadas por las mías. Tus te quieros, tus guiños de ojos y tus abrazos, que siempre están ahí aunque creas no necesitarlos (porque siempre los necesitas) Que eres mi rubia, mi pequeña rubia. Tus "yo no voy borracha, es que ando así" y mis "los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, y esta noche, voy borracha y te digo que te quiero"

Ana, que sacas lo mejor de mí, incluso cuando estoy en el hoyo más profundo del mundo. Que cuando parece que todo está más negro que el firmamento apareces con tu melena rubia y sacas el sol en cualquier lugar.
Te doy las gracias en todos los idiomas, y te digo que hoy te necesito, más que nunca.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Malas decisiones hacen buenas historias




Dame tiempo, todo el tiempo que puedas. Te quiero, y eso nunca lo voy a negar, pero necesito tiempo. Llámame tonta, o irracional, o estúpida. Llámame todo lo que te apetezca, pero no dejes de quererme.
Quizás sea algo egoísta, posesiva o incluso avariciosa. Quizás me esté equivocando, me esté precipitando hacia el vacío. Quizás haga mal. ¿Pero quién me puede asegurar que no hago bien?

Lo siento, me queda mucha gente que conocer, muchos lugares que visitar, muchas sonrisas que coleccionar, muchas cosas que hacer, muchos abrazos que ofrecer y muchos besos por dar. ¿No lo entiendes? Yo tampoco lo entiendo muy bien. Bipolaridad lo llaman algunos, gilipollez otros. Yo simplemente te digo que no puedo más. Que te quiero, si. Pero no quiero estar contigo.
Quiero salir por ahí, emborracharme, tener todos los amigos que me quepan en el bolsillo, desfasar junto a ellas, romper tacones y arrepentirme al día siguiente. Y a tu lado, no puedo hacer nada de esto.

Me dices que te estoy perdiendo, que no me comprendes, que me quieres, que no llore y que no sea tonta. Que no sabes que hacer, pero que eres capaz de hacer cualquier cosa para no dejarme ir. Pero necesito salir de aquí, dejarlo todo atrás, decirte adiós, disfrutar. Y con esto no quiero decir que contigo no disfrute, es solo que me hundo en ti, y de ahí no salgo. Y necesito respirar.

La lluvia inunda mis pestañas mientras tu intentas besarme. No, esta vez no. Eso era antes, un beso lo arreglaba todo. Pero son demasiadas diferencias, yo quiero vivir mientras tu ya crees haberlo vivido todo.
No quiero que pienses que no te quiero. Porque te quiero. Pero probablemente conozcas a alguien que te quiera más que yo. No te convengo, no soy como tú. No sigo las normas, y me encanta el humo de mi cigarro. No pienso cambiar por ti, ni por ti ni por nadie. Soy pelirroja, y si no te gusta, te aguantas. Me gusta el ron, y no puedes impedirme ir a festivales musicales. Adoro bailar, reírme, gritar y sonreír a desconocidos. Y no pienso quedarme sentada en la barra de aquel estúpido bar junto a ti.

Olvida todo lo que te he dicho antes, olvídalo todo. Olvídate de mi.


-Bueno pequeños, puede que esta no sea ni mucho menos la mejor decisión de mi vida, pero muchas veces, las malas decisiones hacen buenas historias. Y aunque yo os contase todas las cosas buenas con David, también había cosas malas.

martes, 30 de agosto de 2011

Días largos, besos guarros y vicios caros.




A estas alturas, tiro el romanticismo por el retrete. Porque bueno, ¿ya te he dicho "te quiero" muchas veces, no? y tu me has dicho demasiados piropos ya. Ya sé lo mucho que te gusta mi sonrisa, y tu sabes el motivo por el que cada día me pierdo en tus ojos. Colecciono todas tus cosquillas en una caja de zapatos bajo la cama. Y tu me has dicho que guardas cada uno de mis besos en un tarro.

Así que, adiós al romanticismo. Y a aprovechar el verano, que nos falta poco. Date prisa, bésame. Corre, desnúdame. Venga, ven aquí. No pares. Te quiero. Un par de cubatas y a seguir. No espera, un chupito más. Continúa. Rómpeme la espina dorsal. Dime lo mucho que me quieres. Bésame más. No no, espera. ¿Un cubata más? Venga sí. ¡Eh! No te rías tanto. Bueno si, ríete, que me encanta tu sonrisa. Váyamonos de aquí. La música retumba en mis oídos, y yo solo quiero oír tu respiración. Me encantan tus sábanas. Me encantan tus manos. Me encantan tus labios. Me encantas tu. Sonríeme una vez más. Y después vuelve a decirme que me quieres. Yo también te quiero. No te vayas nunca, no me sueltes, no me dejes, no pares. Respiración entrecortada. Bésame de nuevo. Espera, algo se interpone entre nosotros. Ya está, fuera tu camiseta, fuera la mía. Así mejor. Oh, te quiero. Si, si, pero no te rías. Creo que voy borracha. ¡No espera! ¡Vas borracho!. Prómeteme que mañana te acordarás de esto. Te quiero.

-¿Desayunamos?
-Claro.
-¿Qué quieres para desayunar?
-Un poco de ti.
-¿No decías que no te gustaban los matemáticos?
-Me encantan los matemáticos.
-Eres una mentirosa.
-Compulsiva, no puedo hacer nada al respecto.
-Si, si que puedes.
-¿Qué hago?
-Quiéreme.
-Espera.
-¿Espero?
-Si, si, espera un poco.
-Vale espero.
-Ya
-¿Ya?
-Te quiero.
-Roquiete.

Riéte. Bésame. Quiéreme. Y date prisa de nuevo. El verano se nos va. No, no, espera, cosquillas no. Me duele la cara, de tanto reírme. Me duele el corazón, de tanto quererte. ¿Quién dijo que no me gustasen los matemáticos? Ah ya, fui yo. Bueno, pues a Olivia la gustan los matemáticos. Un cigarro. Otro. No, espera, a Olivia no le gustan los matemáticos. A Olivia le gusta él. David, Olivia te quiere, mucho. Y ahora ríete de nuevo. Pero esta vez, hazlo mientras me besas. Otro cigarro.

lunes, 15 de agosto de 2011

Guia para ser feliz



- ¿Y qué hago?
- Se feliz.
- Eso es fácil decirlo. Ahora mismo, no sé como ser feliz.

Y sentados en el suelo, en un pequeño rincón del azul de mi habitación, me dio sus mejores consejos para ser feliz:

- Muéstrate. Sigue tu instinto. Inspírate. Deja de ser una víctima. Haz todo aquello que sabes hacer. Míralo todo desde una nueva perspectiva. Ten curiosidad por todo lo que te rodea. No te aisles. Júntante con los que quieres. Márcate objetivos. Acaba lo que empezaste. Ayuda a los demás. Olvídate por un día de las noticias. Baila. Mímate un poco. Enfréntate a tus miedos. Visita un museo. Alguna decisión es mejor que ninguna decisión. Haz ejercicio. Desenchúfate de la tele. Escucha música. Grita. Ánimo, tu puedes. Busca el equilibrio. Procura dormir bien. Lee. Compra flores. Trata de llegar. Levántate cada vez que te caigas. No te compares con los demás. Vive el momento. No seas injusta contigo misma. Come palomitas. Acepta que la vida tiene momentos buenos y malos. Piensa cada noche en las cosas buenas que te han sucedido hoy. Deja que entren las nuevas ideas. Cree en ti. Sé amable. Deja que la gente sepa lo especial que eres. Sé honesta contigo misma. No dejes que te obsesionen los pensamientos negativos. Dedica tiempo simplemente a divertirte. Da las gracias a las personas que te enseñan, que te apoyan, que te animan, e invítalas a tomar un café. Ofrece lo que ya no necesites a quienes si puedan necesitarlo. Valora quién eres en este momento. Forma parte de un grupo. Cuida el amor en tu vida. Haz una lista de agradecimientos. No pierdas la esperanza. Nunca sabes lo que el mañana te puede traer. Nunca dejes de aprender. Aprecia lo que tienes. Cree en algo tan grande como tu misma. Crece. Y por último, pero no menos importante, quiéreme.
- ¿Y si te digo que ya te quiero? -dije abrazándole.
- Demasiado previsible. -se reía, y se formaban las arruguitas más bonitas del mundo junto a sus ojos.
- Bueno, pues roquiete.
- ¿Roquiete?
- Eso no es previsible ¿no?

Y nos besamos, allí, perdidos en el azul de mi habitación. Y no solo nos besamos, seguí sus consejos y me dejé llevar, cuidé de él y le quise. Le quise tanto que me faltaron fuerzas. Pero no me importaba, él estaba allí, cuidándome, mimándome y buscando nuevos lunares en mi espalda. Con besos y un Agosto demasiado caluroso de por medio, le repetí 102 veces "roquiete". Y es que, si hace falta inventarse palabras para quererle, me las invento. Si hace falta recorrer 103 kilómetros para verle, los recorro. Si hace falta amar a las matemáticas las amo. Y si es necesario dejar de ser pelirroja por él, dejaré de serlo.

Son ya cuatro meses David, y por qué se que no me pedirás que ame las matemáticas, ni que deje de ser pelirroja, te quiero. Y cuando digo te quiero, en realidad quiero decir roquiete. Que como tu sueles decir: "Es más nuestro"

viernes, 22 de julio de 2011

Me encanta leer tus labios

-¿Qué haces tú aquí?
-Ahora mismo, ser feliz.
-La verdad, es una buena fiesta.
-No lo digo por la fiesta, ahora mismo podríamos estar en cualquier parte, en cualquier desierto, en cualquier mar. Soy feliz porque estás frente a mi.
-¿Y si me pongo detrás... - y no había terminado la frase cuando sentí sus labios sobre los mios. Sus labios, que contaban maravillas. Historias interminables con finales felices. Historias de chicas pelirrojas y chicos pelinegros. De proyectos de matemáticos fusionados con proyectos de escritoras. Historias de polos opuestos, totalmente opuestos, que por alguna extraña razón se atraían con una fuerza sobrehumana. Historias interminables que no tienen finales felices, por la simple razón de que no tienen final.


¡Quién me iba a decir a mi esto! Hace unas horas, Ana y Sara estaban en mi casa convenciéndome para salir, y ahora, tenía una historia que contar.
-Ponte el vestido negro- decía Ana con una sonrisa en la cara.
-No me apetece.
-Pues ponte el verde- decía Sara mientras sacaba la mitad de la ropa que hay en el armario.
-Luego, toda esa ropa, hay que guardarla.
-Olivia, no te pongas borde y vístete, porque hoy vas a salir, con vestido o en pijama, tu eliges- y ahí estaba, el ultimátum de Ana. Si no me ponía uno de esos vestidos rápido, probablemente terminaría en la calle con pijama.
-Sois unas pesadas.
-Que te quieren, unas pesadas que te quieren - Sara se reía, no sé si de mí, o conmigo. Pero se reía y me hacía reír a mi.
-Vale, pero voy con vaqueros.
-Pelirroja cabezona - Ana buscaba algo por mi armario - Mira, estos mismos, pero póntelos ya. Me han dicho que iba a estar David y tienes que ir guapa.
-¿Para qué?
-Para decirle hola, claro está.

Y allí estábamos, en las puertas de la discoteca más transitada de la ciudad. Ana y Sara brincaban por las ganas de entrar, mientras yo estaba deseando irme. Música inentendible a todo volumen. Luces de colores por todos lados. Tacones, vaqueros rotos, vestidos, camisas y algunas deportivas. Gente hablando, riendo, y bebiendo. Más de un valiente bailando. Y yo esperando. Esperando, no sé a qué, no sé a quien.
-Tres tequilas, por favor - gritó Ana a mi lado.
-No me apetece beber.
-Pues lo vas a hacer, o si quieres, no lo hagas -y se bebió el suyo de un trago- Pero vas a salir ahí a bailar, a reírte, a pasártelo bien y a olvidar.
-De acuerdo -y me bebí mi tequila con limón y sin sal.

Intenté olvidarlo todo. Olvidarlos a todos. Simplemente fijarme en como ellas se lo pasaban bien, se reían y bailaban. Y comencé a imitarlas, y la verdad, no se estaba tan mal. Me gustaba esa sensación, hacía tiempo que no la sentía. Libertad. Bailar sin que nadie te diga nada. Reírse. Seguir bailando y no parar.
Y después de estar más de cuatro canciones seguidas bailando sin parar, David apareció tras de mí y me tapó los ojos. Me giré y le pregunte: "¿Qué haces tú aquí?"
Y ese instante, comienza mi historia. La historia que cuentan sus labios.