Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

sábado, 11 de febrero de 2012

Salimos a bailar


Nadie mejor que Lori Meyers para marcarnos este compás, ese Do sostenido que se junta con un Si menor y se engancha al bumbum de nuestros corazones. Un ritmo que no cesa y que a cada paso se acelera, y a cada brinco da un vuelco.
Y es que ya no lo siento, ni si quiera lo noto en mi pecho. Debe de haberse escabullido para poder dormir junto a ti esta noche. Debí de controlarlo más, la verdad es que nunca estuve lo suficientemente pendiente de mi corazón, y ahora se escapa, sin siquiera decir adiós, para acomodarse junto al tuyo.

Hoy me he calzado mis mejores tacones, esos que tenía reservados para una ocasión especial, le he cortado la etiqueta a aquel vestido nuevo que estaba deseando estrenar y me he vuelto a pintar los labios color sangre.
Y es que hoy no es un sábado cualquiera. Este es nuestro sábado, para volver a disfrutar, para volver a emborracharnos y reírnos, y presumir de que nuestro cuerpo puede con nosotros. Dejarnos llevar por la música y escapar de la realidad.

Ya tengo acumuladas tres carreras en las medias, y ocho besos en el cuello. Tres fueron robados, dos prestados y los demás regalados. Pupilas dilatadas y luces de neón. Se oyen carcajadas y de nuevo el bumbum de tu corazón.


No te vayas, quédate aquí, a mi lado
. Esta noche vamos a fumarnos la razón. Vamos a bebernos las calles. Y a robar la luz del sol.
Y es que desearía que esta noche no terminase nunca, entre tropiezo y tropiezo se oye una carcajada, cuatro pies ya van descalzos, dos manos ya van agarradas, por detrás un par de flashes que atontan.
Y volvemos a gritar, y a reír, y a cantar a Lori Meyers a pleno pulmón, porque esa es nuestra canción. Entonces ellas se alejan, y con ellas se aleja la canción.
Volvemos a estar solos, esta vez sin luces de neón, y sin música que nos vuelva locos. Esta vez el silencio solo es interrumpido por un par de besos y otra vez el bumbum de tu corazón. Quiéreme esta noche como si fuera la última, eso es lo único que te pido.

-Vuelvo a sentir el humo de tu cigarro en mis pulmones.

-Devuélveme mi corazón.
-Te quiero.


Una conversación absurda, interrumpida por absurdos besos, y te vuelvo a decir al oído: "Vamos a fumarnos la razón"


-¡Ya somos 1021! ¡Es increíble! Muchas gracias a todos por acompañarme en este viaje, mil besos.