Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

martes, 19 de abril de 2011

Me encanta que él me eche de menos.


Y derrepente ¡chas!. Llega un día en que todo se arregla.
Cuando pensabas que todo iba mal, que le perdías, que las perdías, que perdías por completo el rumbo de tu vida. Un simple sms irrumpe en tu vida sin siquiera avisar y te arranca la mayor de tus sonrisas.

"Te echo de menos". Destinatario: Mario.

Y aun que quisiera enfadarme con él y decirle.. ¿ahora? ¿ahora tienes las narices de echarme de menos? Lo único que puedo hacer es reír y llorar de felicidad al mismo tiempo, y buscar mi teléfono para llamar a Ana. Ana, que tiene otra historia que contar, y que en menos de media hora está en mi casa con una pizza cuatro estaciones en la mano.


-¿No le has llamado?
-Le llamaré, necesito oír su voz Ana.

-Pero, tu siempre dices que eso es caer bajo, que él es el que debe de llamar...

-Tienes razón, pero es que a mi nunca me había pasado esto.

-¿Pasar el qué?
-Creo que le quiero. -dije con la cabeza gacha, y Ana me miró extraño.

-¿Tu? ¿Olivia? ¿Olivia está admitiendo que quiere a alguien? -dijo Ana en un tono algo sarcástico.

-Anda tonta, sabes de sobra que también te quiero a ti -y la tiré un cojín a la cara riéndome.
-"Nunca querré a nadie, yo no me enamoraré, eso no tiene que ser bueno" - dijo haciéndome burla.

-Era una inmadura cuando dije eso...

-Y ahora me dirás también que has madurado -me tiró otro cojín a la cara mientras sonreía.
-Ana, llámalo amor, llámalo obsesión, o llámalo sentirse conectado a alguien. Pero yo no puedo vivir sin Mario... Me cuesta aceptarlo más que a nadie, porque yo no sé querer a las personas, pero al parecer, tendré que aprender. -se acercó a mi y me abrazó.
-Olivia, me parece genial que te haya mandado ese mensaje, y me alegro mucho. Pero no te vayas a hacer muchas ilusiones, recuerda, él sigue a más de 300 kilómetros.

-Ya... -dije agachando de nuevo la cabeza- necesito un Lucky, ¿tienes? Se me ha terminado.

-No me gusta que fumes.

-Veeeeeenga.
-No. -así que a falta de tabaco, cogí un trozo de pizza.
-¿Quieres más coca-cola? -dije haciendo ademán de levantarme

-Si, pero espera, yo también tengo que contarte.
-¡Ah! ¡Si! ¡Cuenta, cuenta!

-Es Chema... Ayer, estuve hablado con él, largo y tendido.
-¿Ah si? ¿Y qué te dijo? ¿Y cómo? ¿Cuándo?

-Me pidió perdón, llorando, en mi casa.
-Por favor, detalles.

-Hemos vuelto, creo que con eso te lo explico todo. -me eché a reír y me abracé a ella, y noté como lloraba como una niña pequeña en mi hombro - Olivia, no tienes ni idea de lo mucho que he echado de menos a ese estúpido.

-Venga tonta, ya está a tu lado. Piensa en el futuro, que el pasado ya pasó.
-Mejor pienso en el presente, que es lo que puedo aprovechar más.


Pequeños lectores, perdón por tardar en volver, días malos que se llevaban mi vida. No tenía gran cosa que contaros. Pero creo que vuelvo, creo que he comprendido algo, sin mis amigas o sin él, no tengo diario. Así que procuraré no alejarme más de ellos. Gracias por vuestros consejos. Gracias por cada seguidor. Gracias por cada comentario. Gracias por sonreír cada mañana y contagiarme vuestra sonrisa.
Concurso, dedícame un voto (:

jueves, 7 de abril de 2011

Ella ya no es ella.


Ella era así, diferente, rara. Una pequeña pelirroja bipolar que dejaba caer su cabello desordenado sobre sus hombros. Antes tenía los ojos verdes, probablemente ya no lo puedas apreciar ya que las lágrimas y esas grises ojeras son lo único que cobran protagonismo en su mirada.
¿Cómo es el sonido de su risa? Poca gente lo recuerda ya. ¿Y su melodiosa voz? ¿Dónde quedó? Ni si quiera ella lo sabe.

Esta, es una de esas historias que no se deben de leer antes de dormir. Es una de esas historias en la que la protagonista, es ella. Pero ella ya no es ella.

Porque su vida se ha vuelto aburrida, incluso monótona. Se niega a aceptar que él se fue. Está cansada de entrar en tantas camas desconocidas y salir a hurtadillas por la mañana con los tacones en la mano. Cansada de llegar siempre a su casa con olor a whiskey y dolor de cabeza, y de gastarse cantidades exageradas de dinero en lucky strike.
Cada viernes se pinta los labios de rojo, y cada sábado borra todo su maquillaje con lágrimas. Cada viernes entra en la mejor discoteca dispuesta a salir acompañada de ella, y cada sábado escucha las canciones más tristes acompañada por su gato. Cada viernes vive demasiado rápido, para morir demasiado despacio cada sábado.

¿Y por qué ocurre todo esto? Porque se niega a aceptar que él se fue.
Desea dormir cada noche acurrucada bajo el brazo de algún desconocido, solo para imaginarse que es el brazo de él quien la abraza. Haría lo que fuera por volver a escuchar su voz una vez más, e incluso daría la vida por un último beso suyo.

Quiere pedirle perdón, quiere abrazarse a él y gritarle "Lo siento, te amo, te echo de menos, te necesito, lo siento de nuevo" pero no puede. Ya es tarde. Y mientras le busca, se pierde a ella misma.
Si te fijas, puedes ver todas y cada una de sus costillas marcadas en su pecho. Si te fijas, puedes apreciar que todo el color esmeralda que tenía en sus ojos, se ha esfumado. Si te fijas, te darás cuenta de que ya no sabe sonreír, y que se le da demasiado bien llorar.

Porque como he dicho antes, ella, ya no es ella. La pequeña pelirroja bipolar, echa demasiado de menos a su chico de ojos azules.
Y quizás, solo quizás, hablar en tercera persona sea la mejor forma de hablar de uno mismo.