
Ana, te quiero. Y soy fan de ti, de tu optimismo, de tus ganas de vivir y de tu pelo. Que son muchas las cosas que hemos pasado. Soy fan de ti, de ti y de tus circunstancias. De ese misterio que te envuelve, y de esa magia con la que conquistas a cualquiera.
No cambiaría nada de lo que hemos pasado. Viajes, unos más cortos, otros más largos ¿recuerdas la playa? ¿y el frío de marzo? Barcelona, Andalucía, Madrid, Zaragoza... tantos sitios dónde perdernos, tantos dónde nos hemos encontrado. Verte oculta tras una capa de chocolate por las calles de Madrid, o con unas ojeras hasta los pies por las playas de Granada son experiencias que no sería capaz de sustituir ni por todo el oro del mundo.
¿Recuerdas nuestras peleas absurdas? Yo no, solo recuerdo las reconciliaciones. Tu primera calada a un cigarro con cara de asco, y el vicio del verano. Todos y cada uno de los bailes ridículos que nos hemos montado, todas y cada una de las frases absurdas que han salido por tus labios, y por los mios. Las noches en mi casa hasta las tantas de la mañana. Y en la calle hasta las tantas de la mañana. Y en esa absurda discoteca hasta las tantas de la mañana. Y en esa plaza. Y en ese pueblo. Y los madrugones con resaca. Qué tu y yo nos sabemos de memoria aquello de "noches de desenfreno, mañanas de ibrupofeno"
Tus borracheras, acompañadas por las mías. Tus te quieros, tus guiños de ojos y tus abrazos, que siempre están ahí aunque creas no necesitarlos (porque siempre los necesitas) Que eres mi rubia, mi pequeña rubia. Tus "yo no voy borracha, es que ando así" y mis "los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, y esta noche, voy borracha y te digo que te quiero"
Ana, que sacas lo mejor de mí, incluso cuando estoy en el hoyo más profundo del mundo. Que cuando parece que todo está más negro que el firmamento apareces con tu melena rubia y sacas el sol en cualquier lugar.
Te doy las gracias en todos los idiomas, y te digo que hoy te necesito, más que nunca.