Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un nuevo año.


Miro hacia atrás, 365 días atrás para ser más exactos. Y sinceramente, veo un año feliz. Porque sí, ha habido cosas malas, y muchas...Pero la balanza la han ganado las cosas felices.
Todo ha cambiado, incluso yo. Y todo ha cambiado porque han pasado muchas cosas este año. Me he cortado el pelo, y me lo he tintado de azul, de negro e incluso de rojo. He crecido 3.5 centímetros y ahora sé que el logaritmo en base 1O de 5O es igual a 1.69897OOO4336O185.
Me he enamorado, desenamorado y vuelto a enamorar de la persona correcta. Me he perdido en sus ojos 7O.OOO veces y he contado todos sus te quieros.


He tomado el sol junto a mis amigas, he saltado desde un peñasco enorme y me he reído de ellas, y con ellas. Ahora se muchas más canciones y al fin tengo el disco Abey Road.

He hecho muchos más amigos, y como no, también he hecho algunos enemigos. He aprobado y suspendido. Conozco a un sillón naranja que ha vivido demasiadas historias de amor. Irene, echa de menos a Daniel. Y unas gafas de sol que vieron bastantes estupideces andan perdidas en el cajón de un chico con los ojos verdes y la sonrisa bonita.

He bailado bajo la lluvia, comido chocolate con las manos, cantado a gritos, saltado en una discoteca... He estado de fiesta 5 días seguidos sin dormir y he ido a los conciertos de mis grupos favoritos. He llenado las medias de tomates y las costuras del vestido han saltado infinitas veces. He cantado hasta quedarme afónica, y me he callado en momentos en los que no debía guardar silencio. He sonreído cada vez que veía un nuevo seguidor, un nuevo comentario o una nueva visita.
Soy de las muchas personas que podrá decir que vio como España ganó un mundial. Y también de las que se emocionaron al ver como 33 mineros salían con vida de una mina derruida.

He derramado demasiadas lágrimas este año, porque como he dicho al principio, ha habido cosas malas...Pero esas lágrimas han sido contrarrestadas con sonrisas, porque me reí como nunca en carnaval, nació un nuevo corazoncito latiente en mi familia, aprobé todas las asignaturas, pasé uno de los mejores conciertos de mi vida gritando como nunca en primera fila, este verano ha sido inolvidable gracias a ellas, se celebraron las fiestas más vividas en mucho tiempo, en mi cumpleaños recibí el mejor de los regalos, le conocí a él, me enamoré, y me acurruqué bajo sus brazos en invierno.

Y ahora, solo me queda desearos una feliz navidad, porque espero que en vuestro año también se hayan derramado lágrimas, pero las sonrisas hayan vencido a las lágrimas. Y si no es así, no hay que derrumbarse, un pomelo con azúcar lo arregla todo. Y seguro que el año que viene será mucho mejor. Porque aun quedan 365 días para arreglar todo lo que hicistes mal en este año, pedir perdón a ese alguien a quien hicistes daño o darle las gracias a esa persona que hizo tanto por ti. Te quedan 365 días para decirle te quiero a esa persona que cada vez que pasa a tu lado hace que tiembles. 365 días para perderte por ahí con tus amigas, para comprarte los zapatos que siempre quisistes y nunca tuvistes. Te quedan 365 días para besarle y abrazarle todo lo que te faltó el año pasado.

Te quedan 365 días para seguir soñando. Abrir los ojos, dejar de soñar y hacer que tu sueño se cumpla.


-Gracias por este año tan inolvidable, os regalo la mayor de mis sonrisas.

-Y recuerda, pregúntame lo que quieras http://www.formspring.me/OliviaPLisle

viernes, 17 de diciembre de 2010

La más rara del mundo.


-Te quiero.
-¿Y si salimos a dar un paseo?
-¿Y si nos quedamos aquí acurrucados? -le digo mientras me abrazo más a él.
-Que chica más rara.
-¿Por qué?
-Por no querer salir un viernes por la tarde.
-Es que me gusta más mi plan. Tu, yo acurrucados en tu sofá. Me gusta.
-A mi me gustas tu -me levanta la cara y me besa en la mejilla.
-Hace dos segundos has dicho que era rara.
-Porque eres rara.
-Demuéstralo -me alejo de él y me siento cruzada de piernas mirándole.
-Te teñiste el pelo de azul. -dice entre risas
-¡Bah! ¡Esa no cuenta! ¡Era un juego! -le tiro un cojín.
-Vale vale. Te gustan los pomelos con azúcar.
-A mucha gente le gustan los pomelos con azúcar...
-Tienes escusa para todo.

Me vuelvo a abrazar a él. Que guapo era, con esos ojos tan claritos que hoy se asemejaban al gris, y esa sonrisa de niño bueno que me decía una y otra vez "bésame". Y claro, no podía decirle que no, asi que yo nunca paraba de besarle, cualquier ocasión era válida, cualquier escusa buena, hacía todo lo que podía para posar mis labios sobre los suyos. Besos fugaces, largos, de despedida, besos guarros, de amor, tímidos, de bienvenida, de odio, besos cortos y con sabor a cerezas, o con sabor a chocolate, besos de esquimal, de mariposa, besos por que sí y por que no. Cualquier beso, en cualquier momento y por cualquier razón, todos eran diferentes y a cada cual mejor.

Y entre beso y beso nos abrazabamos, nos queríamos, nos susurrabamos, nos hacíamos cosquillas, nos amabamos y nos sonreíamos... Entre beso y beso me daba tiempo a subir al cielo, coger un pedazo de estrella y bajarla a la tierra para regalársela. Me daba tiempo a cruzar el amazonas para traerle la flor más bonita o bajar a las profundidades del océano y volver a subir con la grabación del canto de sirena más precioso para entregárselo.

Porque en cada sonrisa, cada mirada, cada susurro, cada caricia, cada abrazo y cada cosquilla le mandaba todo mi amor. Y en cada regalo que le hacía había un pedazito de mí, un pedazito de mi corazón, porque mi corazón le pertenecía era suyo, solo suyo.

-Eres rara, porque me quieres -dijo entre beso y beso.
-Tienes razón.



-¡Gracias a esos 3O2 seguidores!
-Y hoy estoy muy muy feliz, y por eso este "cambio de look" espero que os guste (:

viernes, 10 de diciembre de 2010

Let's go! It's started!


Y después de un largo puente estudiando, hemos decidido irnos de fiesta esta noche. Si bueno, es viernes, y no pega mucho... ¿pero quién dice cuando empieza la fiesta? Nosotras. Por lo tanto, la fiesta empieza ahora.

Tenía a Sócrates en la cabeza, junto con la literatura Moderna y la Historia de Grecia y Roma. Y solamente me apetecía reírme y emborracharme. Bueno, emborracharme no, pero gritar, saltar y bailar como una loca sí.
De fondo, se oyen los gritos de The Rolling Stones en mi ordenador, y suena el timbre justo a tiempo. Ana y Sara.

A las cinco de la tarde de un diez de diciembre no hay nada mejor que coger las mallas a rayas y el jersey gris que me hizo la abuela, unos calcetines calidos y una fondue de chocolate en el centro de la habitación. No hay preocupaciones ni modales que guardar, asique nos tiramos al suelo con esos moños desechos típicos de un viernes.
-¿Qué tal el examen de historia?- dice Ana con la boca llena de chocolate.
-Bien, me he expandido- cojo una fresa.
-Ana, cariño, lo bueno de la fondue es mojar la fruta en el chocolate... no meter la mano en la fuente...-Sara la pasa una servilleta.
-Yo hago lo que quiera, y me gusta meter la mano en el chocolate - se echa a reír - está calentito...
-Toma anda - le paso mi fresa empapada.
-No no no, que yo solo quiero chocolate - me enseña la mano pringada y me la planta en la cara.

Nos miramos unas a otras y saco la lengua para intentar llevarmelo todo a la boca, pero es imposible... parece que una lluvia de chocolate a caido sobre mi cara. Se va a enterar. Cojo una fresa y se la tiro y mientras Sara se ríe tirada en el suelo y la pega con un cojín.
Mis cojines de colores, ya no son rosas, verdes y azules... ahora son marrones, y huelen a chocolate. Al igual que nuestras caras, las mallas, los jerseys, los moños y los calcetines... Parecemos muñecas de pascua.

-Justo en este momento tenía que entrar por esa puerta Mario- Sara señala la puerta mientras se rie.
-¿Por qué Mario? Podría entrar Max, o Chema.
-Es que, ellos ya están acostumbrados - dice Ana intentando colocarse el moño.
-Parece que llevas un nido en la cabeza- se rie Sara.
-Lo llevo, pero no se lo digas a nadie, es un secreto.

Después de colocarlo todo un poco, y terminar la fondue nos dimos una larga ducha y nos subimos a esos andamios que solemos llamar tacones. Nos pintamos la cara lo más parecido a un payaso y con unas sonrisas deslumbrantes salimos a la calle.
Hoy estamos solas, y tenemos hambre de mundo, hambre de risas, bailes, cañas, gritos, saltos. Hoy quiero que me saques a bailar hasta que salten las costuras del vestido y termine sólo con un cálido abrigo sobre mi cuerpo. Tengo ganas de que todas las fotos salgan borrosas. Porque quiero que me den las 6, 7 o las 8 de la madrugada, y vuelva a casa con el rimel corrido, y con dolor de tripa... (de tanto reírme, claro)