Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

jueves, 22 de abril de 2010

Todo el mundo tiene un día oscuro.

22 de Abril, uno de esos días oscuros. Subí corriendo hasta mi casa, me puse mi jersey gris, cogí un pomelo y me tumbé en la cama. Pensando, mirando a las paredes como tonta y pensando, pensando mucho. ¿Cómo podía haberme dicho eso?

Esa mañana había salido al instituto, feliz, como siempre. Con una sonrisa en la cara y con ganas de hablar con todo el mundo, no se el porqué, pero tenía ganas de hablar con todo el mundo hasta que me crucé con él. Me crucé con el chico de los ojos verdes y la sonrisa bonita, el que nunca que se quitaba las gafas de sol, mis gafas de sol, el que me había hecho pasar la mejor noche de mi vida, el tío por el que estaba perdidamente enamorada, aunque me costara reconocerlo. Ese maldito chico, paso a 3 cm de mi, y nada, ni un hola, ni un ¿qué tal?, ni un adiós, NADA.
La verdad, no me importó mucho, "no me habrá visto", pensé para mí, aunque sabía perfectamente que si que me había visto...


Al llegar a clase, me senté a su lado, como todos los días, y nada, seguía igual. Después de 2 horas, se dignó a hablarme.
-Pásame el borrador.
Me esperaba algo más, ni siquiera había saludado.
-No.
-¿Estás tonta?
-¿Y tú? H O L A
- Hola, pásame la goma de borrar, por favor.
-No.
-¿Pero que te pasa hoy?
-A mí nada, yo estoy igual que todos los días, eres tú el que estás raro. ¿Porque diantres ahora no me hablas?
-Yo hago lo que quiero. - absurda respuesta de niño pequeño.
-Pues yo también, y como hago lo que quiero, no te dejo mi goma de borrar. - lo mio sonó mas infantil, lo sé.
-Sólo fue sexo.
-¿Y eso ahora a que viene?. - ¿Que solo fue sexo? ¡Que solo fue sexo! La mejor experiencia de mi vida ¿solo fue sexo?
Justo en ese instante fue cuando me derrumbé, y cuando comencé a desear que todas las clases pasaran rápidamente, quería llegar a mi casa, meter la cabeza debajo de la almohada y gritar como nadie a gritado nunca.

-Viene a que no quiero que te ilusiones. - lo dijo en un tono...chulito
-Creeme, no me he ilusionado. - mentía, mentía mucho.
-Que raro...
-¿Pero de verdad te crees irresistible? - esas fueron mis últimas palabras, él cerró su boca, yo la mía y fin. Todo acabó.

jueves, 15 de abril de 2010

Volví a caer...


Una vez más, volví a caer. En el fondo lo sabía, porque en el fondo quería. Pero no debí hacerlo, y lo hize, y ahora me arrepiento.
Llegué al cumpleaños de Sergio tarde, porque yo soy especial, y una de mis pocas cualidades no es la puntualidad. Llegué tarde, muy tarde. Es más, llegué la última. Cuándo entré por la puerta de mi casa era ya muy tarde, y ni pensaba en pasarme por su casa, pero entonces llamó diciendo que aún me estaba esperando y fuí. No tenía que haber ido, pero fuí. Y ya no puedo lamentarme, pero lo haré, porque como he dicho antes, yo soy especial.
Dindon, sonó el timbre y él me abrió la puerta. ¿La verdad? Estaba guapísimo, como siempre, me encantaba, si no fuera porque comenzó a hablar, probablemente le hubiera llenado el suelo de babas.
-Ya era hora.
-Lo siento. -dije riendome- Toma. -Y le dí mi regalo, sí, las gafas de sol ¿recordais?
-¿No vas a pasar? ¿Me lo vas a dar aquí, en la puerta?
-Sí, ya es tarde.
-Pero dijiste que te quedarías a dormir.
-Yo nunca dije eso.
-Si que lo hiciste, y te vas a quedar a dormir - tiró de mi brazo, entré en la casa y cerró la puerta.
Más o menos, fue en ese momento cuando me dí cuenta de que en el fondo, estaba deseando quedarme con él. Sergio y yo, solos, en su casa. No sonaba demasiado romántico. Seamos francos, sonaba a sexo.
Una parte de mí no paraba de gritar, saltar, reir, llorar...creo que se llama "estar eufórica" o "estar enamorada" no estoy muy segura...Mientras tanto, en la otra parte de mí, una pequeña voz decía: "no lo hagas". Suena a película, ya lo sé. Pero era eso lo que estaba ocurriendo.
Me quedé en la puerta, de pie y quieta, pensando en que hacer.
-O pasas al salón, o no abro tu regalo. -dijo con voz de niño chico.
Comenzé a andar hacia el salón, que remedio, ¡yo quería que viese mi regalo! ¡era el regalo perfecto! creo...
-Bueno, ya estoy en tu salón. -le entregué el regalo- ¿vas a abrirle ya?
-Cuando te sientes.
Me senté con cara de mala leche.
-¿Ya?
-Si
-Toma.
-Haber que me has comprado, espero que sea lo que quería -quitó el envoltorio y sacó las gafas, se las probó, se miró a un espejo- Gracias, muy bonitas, pero no es lo que quería.
-Yo no sé que querías.
-Te quería a tí - dijo mirándome.
-No me mires así, y deja de decir bobadas.
-No es ninguna bobada
Comenzó a acercarse poco a poco, hasta que sus labios rozaron los mios.
Sí, esa noche dormí con Sergio, y sí me arrepiento. Pero ¿sinceramente? me gustó, me gustó mucho.
¿Volvería a hacerlo?
-Si

lunes, 12 de abril de 2010

Un regalo algo...especial(?)



12-Abril-2O1O, Sergio cumple 17 años.
Como la gente de mi instituto es más especial que nadie, me avisaron el viernes, y hoy es lunes...Dos días, dos días para comprarle un regalo, dos días para comprarle el regalo perfecto.
El día 9 por la noche, me fui a cenar con Sergio, después de pegarme ese magnífico balonazo me hizo prometerle que cenaría con él. Y así lo hice. Fue durante la cena cuando mencionó lo de su cumpleaños, dijo:
-Como la semana que viene no hay instituto, mis padres se van. Va a ser la mejor fiesta del siglo. ¿Te quedarás a dormir en mi casa verdad?

¿Cómo se le ocurría preguntarme eso? Eso no se pregunta, es más, ¡eso ni se menciona!. Soy demasiado débil asi que...le dije que porsupuestísimo. Sí, soy estúpida, no hace falta que lo digáis, ya me lo ha dicho mucha gente en estos dos días.
Bueno, soy muy débil, pero tengo suficiente fuerza para que entre nosotros no pase nada, creo. Haber, si nos ponemos a pensarlo, que me invite a su cumpleaños y que me quede después a cenar...no significan nada ¿verdad?, no tiene porque ocurrir nada raro ¿no creéis?.
En fin, no quiero pensarlo mucho, porque al final será peor. Aún no ha ocurrido, no hay que adelantar acontecimientos, si pasara algo, que espero que no pase, os lo contaré.

Vuelvo al tema de " comprar el regalo perfecto " , he cogido a María de una mano, a Chema de otra y con 2OO euros en el bolsillo me voy a buscar un regalo para Sergio. Después de recorrernos todas las tiendas de la ciudad y no encontrar nada, fuimos a una plaza cercana.

-Yo que tú, le cogía la primera camiseta que encontrase en el mercado- María, tan sutil como siempre.
-Tú dices eso porque te cae mal- la eché una de mis miradas especiales.
-María tiene razón, estás dando demasiadas vueltas, es sólo un tío- Chema, sólo apoya a María porque lleva coladito por ella desde...¿cuándo?..demasiado como para acordarme.
-Vale, vamos a una óptica- una idea invadió mi cabeza, le compraría unas gafas de sol.
-¿Unas gafas? Estas loca, Sergio nunca cambiará sus gafas por las que tu le compres- María es, muy...optimista.
-Ya veremos.
-Ahora no llevas razón María, conozco a Sergio, y creo que sería capaz de cambiarse sus gafas por ella- Chema me señaló. ¡Por fin un poco de apoyo!

Compré las gafas mas caras de la tienda. (En realidad no) pero eran bastante caras, y muy bonitas. Más que las que lleva siempre.

martes, 6 de abril de 2010

A un centímetro


"Estábamos ahí, uno frente al otro, a un centímetro de tu boca. Y hace calor, mucha calor, y las cosas se mueven muy rápido, tanto que no da tiempo a pensar, o muy lentamente, como prefieras. Me miras con esa carilla de pillo y yo no puedo más.
No creas que me he apartado por otra cosa. Sólo es que si me hubiera quedado allí dos segundos más, seguro, segurísimo que no hubiera podido resistirme. Enserio que tienes unos labios que dan unas ganas locas de morderlos y que sangren dentro de mi boca hasta que los dos perdamos los sentidos..."

Así era como se lo estaba contando a María, es que había estado tan cerca, tan cerca. Pero no, tuve que retirarme, no podía caer. Empiezo por el principio, ya que lo que escribí arriba, es el final.

Clase de educación física, 12 am. Sergio jugaba fútbol con los chicos mientras yo hacía volleyball con las chicas. En realidad, yo no prestaba mucha atención al volley, me estaba fijando en Sergio, en sus movimientos, sus pases, sus gritos... No entiendo de fútbol, sólo se que el juega como delantero, corre más que ninguno y grita mucho. Veo como sonríe cada vez que marcan un gol, y como patalea cuando fallan. Me gusta.
De pronto, le pegó una patada a la pelota, con una fuerza increíble. La pelota cogió demasiada velocidad, y cada vez estaba mas cerca de mi cara. Pero yo no podía moverme, estaba allí, quieta, mirando como la pelota venía hacia mí y escuchando los gritos de mis compañeros. ¡¡Pum!!, caí al suelo y al abrir los ojos vi allí a Sergio, mirando preocupado. Siempre recordaré ese momento, doloroso, pero bonito, valió la pena el balonazo.

Sergio! Acompaña ahora mismo a tu compañera a la enfermería- eso fue lo que dijo el profesor, y el mundo se me vino encima - Y los demás, ¡volved al deporte!

Yo iba medio mareada, de lado a lado, y Sergio me sujetaba por la cintura. Notaba su tacto en mi piel, porque llevaba la camiseta medio subida, y no quería que nunca me soltara, que estuviera ahí siempre, para todo. Al girar la esquina del instituto me apoyé en la pared, allí nadie podía vernos porque estábamos por detrás y nunca pasaban alumnos por aquella zona, y él se puso frente a mí.

-¿Estás bien? Ha sido un golpe muy fuerte, perdona.
-Si si, sólo que ando un poco mareada, pero ya se me pasa.
-No te vayas a caer...-me agarró por la cintura.
-Tranquilo, no me caigo, ya podemos volver- retiré sus manos de mi cintura.
Siempre me han dicho que con los chicos así es mejor hacerse la dura, y aunque me encantaba que me sujetase, no podía consentir que hiciera lo que quisiera y cuando quisiera.
-¿No quieres que te coja de la cintura? -dijo riéndose.
-No.
-¿Te sientes incomoda?- comenzó ha acercarse a mi cara y a hablar en un tono más...
-Sí.
-Porque tu me...-estaba a un centímetro de mí.
-¡Te aborrezco!- dije dándole un empujón- volvamos a la clase- empecé a andar en dirección al patio.
-Sabes que me quieres- soló una pequeña risa.
-Sabes que no te quiero.