
Hoy es un día de esos de manta y peli. Llueve y hace frío, se oye el sonido del viento y sinceramente... me parece precioso. Es un día bonito, algo nublado, pero bonito.
Mañana no tengo clase, se van a una excursión y como estoy algo resfriada, mi madre me ha prohibido terminantemente perderme en medio de un bosque para ver lugares fantásticos...Nunca había odiado tanto un resfriado.
Mario viene a verme, desde que me resfrié no se ha apartado de mi en ningún momento. Aún corriendo el riesgo de contagiarse y morir por una mutación del resfriado, se ha quedado a mi lado... es como un superhéroe. Se que suena exagerado, pero nadie sabe lo que es capaz de hacer un resfriado enfadado dentro de un chico guapo.
-Tengo una sorpresa.
-Chocolate...
-Para estar resfriada, tienes el olfato demasiado bien -se echó a reír y me dio unas trufas, que por cierto, me encantan.
-No se por qué me traes esto...
-Porque hoy estas sentimental.
-¿Qué estoy cómo? -me empecé a reír mientras me tapaba la boca para que no se me salieran las trufas.
-Sentimental.
-Mentira... ¿de dónde sacas esas cosas?
-Tienes a Greenday de fondo, has cogido la manta roja, te has puesto los calcetines a rallas y no haces más que mirar por la ventana la forma en que la lluvia golpea el asfalto.
Maldita sea, me conocía demasiado bien en tan poco tiempo. Y tenía razón, hoy es uno de esos días en que escribes ñoñerias y fantaseas con cualquier cosa, uno de esos días en los que solo te apetece acurrucarte en la cama y escuchar greenday. Mirar por la ventana, ver que la lluvia que cae y comenzar a contar las gotas que salpican la ventana, una a una. Uno de esos días en los que te cuesta hablar, porque no sabes que decir, esos días en los que comes muuuucho más chocolate de lo normal y en los que ves películas de amor una detrás de otra, películas para llorar, sonreír, fantasear, películas en las que perderse...
-Idiota.
-Te quiero.
-Ven aquí anda, que voy a contagiarte un poco -y empecé a reír.
-Si me contagias tú, no me importa - se metió en la cama conmigo y nos acurrucamos bajo las mantas. Se estaba bien allí, escuchando el ritmo de su corazón...Bumbum, bumbum.
-Me gustan las arrugas que te salen junto a los ojos cuando sonríes.
-Pues entonces sonreiré mucho - y le besé.
-Tengo otra sorpresa.
Salimos de debajo de las mantas y se fue a la televisión. Y justo cuando pensaba que ya íbamos a ver una película de amor, para llorar y acurrucarnos, salió el título: "Peter Pan".
-Me encanta esta película, gracias por traerla.
-Quiero perderme contigo en Nunca Jamás, Oli.