
Esa mañana había salido al instituto, feliz, como siempre. Con una sonrisa en la cara y con ganas de hablar con todo el mundo, no se el porqué, pero tenía ganas de hablar con todo el mundo hasta que me crucé con él. Me crucé con el chico de los ojos verdes y la sonrisa bonita, el que nunca que se quitaba las gafas de sol, mis gafas de sol, el que me había hecho pasar la mejor noche de mi vida, el tío por el que estaba perdidamente enamorada, aunque me costara reconocerlo. Ese maldito chico, paso a 3 cm de mi, y nada, ni un hola, ni un ¿qué tal?, ni un adiós, NADA.
La verdad, no me importó mucho, "no me habrá visto", pensé para mí, aunque sabía perfectamente que si que me había visto...
Al llegar a clase, me senté a su lado, como todos los días, y nada, seguía igual. Después de 2 horas, se dignó a hablarme.
-Pásame el borrador.
Me esperaba algo más, ni siquiera había saludado.
-No.
-¿Estás tonta?
-¿Y tú? H O L A
- Hola, pásame la goma de borrar, por favor.
-No.
-¿Pero que te pasa hoy?
-A mí nada, yo estoy igual que todos los días, eres tú el que estás raro. ¿Porque diantres ahora no me hablas?
-Yo hago lo que quiero. - absurda respuesta de niño pequeño.
-Pues yo también, y como hago lo que quiero, no te dejo mi goma de borrar. - lo mio sonó mas infantil, lo sé.
-Sólo fue sexo.
-¿Y eso ahora a que viene?. - ¿Que solo fue sexo? ¡Que solo fue sexo! La mejor experiencia de mi vida ¿solo fue sexo?
Justo en ese instante fue cuando me derrumbé, y cuando comencé a desear que todas las clases pasaran rápidamente, quería llegar a mi casa, meter la cabeza debajo de la almohada y gritar como nadie a gritado nunca.
-Viene a que no quiero que te ilusiones. - lo dijo en un tono...chulito
-Creeme, no me he ilusionado. - mentía, mentía mucho.
-Que raro...
-¿Pero de verdad te crees irresistible? - esas fueron mis últimas palabras, él cerró su boca, yo la mía y fin. Todo acabó.